Al enterarse de que Jasón, su marido, se casaría con la princesa Glauca en una tregua de paz, Medea, que era hechicera, prepara un potente veneno y lo agrega a una capa que envía de regalo a la novia. Cuando Glauca se pone la capa, inmediatamente se consume y sus pieles se arden por el veneno y en un intento por salvarla, su padre, el rey Creonte, toca la capa y sufre el mismo destino. Pero eso no es todo, para causarle mayor pena a Jason, Medea decide también matar a sus propios hijos, también envenenados.