Cuando el pueblo de Israel huía de Faraón y sus carros luego de siglos de esclavitud en Egipto, se toparon con un gran obstáculo para seguir su marcha: El Mar Rojo. Sin embargo, Moisés tomó su vara, la alzó al cielo y luego de esperar hasta el atardecer, cuando los carros de Faraón se acercaban, las aguas se dividieron en dos. Cuando todo el pueblo de Israel hubo pasado, el mar se cerró y todo el ejército de Faraón se ahogó.