Lázaro era amigo íntimo de Jesús. Cuando estaba enfermo, sus hermanas María y Martha mandaron el anuncio a Jesús, pero este no demostró ninguna emoción ni tampoco fue de inmediato. Lázaro murió entonces, pero a tres días de muerto, cuando el cadáver ya estaba en descomposición, Jesús pidió que quitaran la roca que bloqueaba la tumba de lázaro. El olor era terrible. Entonces Jesús dijo "Lázaro levántate y anda". Ante la incredulidad de todos, Lázaro salió caminando de su tumba. Resucitó.