En los 90 Sabrina enfrentaba la presión de ser una adolescente y al mismo tiempo tener poderes mágicos. A eso se le sumaba además su amor por Harvey, un chico americano perfecto, de noble corazón y gran deportista. La relación entre ambos se concretó y todos estábamos felices no sin sentir la tensión de que Harvey descubriera los poderes de Sabrina o se viera envuelto en algún loco hechizo.