La hija del escritor José de Larra tuvo una fama a la altura de la de su padre pero en su caso por ser la presunta creadora del fraude piramidal en 1870. Durante una mala situación financiera, decidió acudir a prestamistas a los que garantizaba un interés muy alto. Cuando vio que le funcionaba fundó “La caja de imposiciones”. Se dijo que afectó a más de 5.000 personas por un valor de 22 millones de reales.