El 21 de diciembre de 2012 marcó el final del primer “Gran Ciclo” del calendario Maya. Muchos malinterpretaron que esto significaba un final absoluto del mundo como lo conocemos y surgieron predicciones del día del juicio final. Los escenarios del fin del mundo incluían a la Tierra chocando con un planeta imaginario llamado Nibiru, gigantescas llamaradas solares, una alineación planetaria que causaría grandes catástrofes de marea y una realineación del eje de la Tierra.