Los presos pasan 23 horas al día dentro de sus celdas según reseña The New York Times. En esas condiciones muchos prisioneros pierden la cabeza, e intentan suicidarse. Al gimnasio no pueden recurrir dos prisioneros simultáneamente, así que el contacto humano se pierde. Y la máxima disciplina se centra en mantener el completo silencio.