Con la era de las series Batman y Jason Bourne de Christopher Nolan en pleno apogeo, James Bond necesitaba cambiar con los tiempos, especialmente teniendo en cuenta lo mal que obtuvo la franquicia en el lanzamiento de 2002, Die Another Day. Los productores finalmente optaron por reiniciar toda la franquicia, contando la historia de la primera misión de Bond como 007. A través del lente del clásico Casino Royale de Ian Fleming (que nunca había tenido una adecuada adaptación en pantalla), Daniel Craig fue elegido como una versión más seria y visceral del personaje, y el director Martin Campbell (GoldenEye) reinventó nuevamente Bond para una nueva generación.