Amada adaptación de la maravillosa novela de Jack Schaefer, con Alan Ladd perfecto como el pistolero de piel de ante que intenta colgar su pistola de seis disparos pero descubre que "no hay vida con un asesinato". Memorable por muchas razones, desde la cinematografía ganadora del Oscar y el travieso chico malo de Jack Palance, hasta el final en la garganta que aún resuena cuando el pequeño Joey implora: "¡Vuelve Shane!"