Con el fin de influir en el caso contra un rico señor del crimen de Nueva York, el matón de la mafia Larry Gigli recibe instrucciones de secuestrar a un hijo de un fiscal federal con discapacidad intelectual (y "vigilante de la playa"). Cuando el jefe de Gigli, Louis, se preocupa porque su cargo no está a la altura del desafío, el mafioso contrata a Ricki para que se una a la operación. A pesar de la amargura inicial, Gigli desarrolla sentimientos por Ricki, así como Louis recurre a la violencia en su plan para extorsionar al fiscal federal.